En este texto te presentamos una breve introducción al método Singapur, uno de los más efectivos en países de Asia y Europa. Te explicaremos sus beneficios, sus etapas y cómo puede ayudarte a mejorar el aprendizaje de las matemáticas en tu aula.
Cada vez es más común que los alumnos presenten dificultades para resolver problemas matemáticos, las causantes son diversas, entre ellas, la percepción negativa del “no soy bueno para esto”, infundada por el rezago ante el grupo que sí avanza y aprueba exámenes, frente a quienes no, así podríamos continuar sumando variables.
Sin embargo, hoy podemos comenzar a reducir la lista, impulsando modelos de enseñanza como el método Singapur, uno de los más efectivos en países de Asia y Europa, el cual en conjunto con otros cambios, podría frenar el estancamiento en aprendizaje matemático sobre todo en niveles determinantes para la formación.
¿Qué es el método Singapur y cuáles son sus beneficios?
El método Singapur podría ser el primer paso que vislumbre cambios positivos en tus alumnos y reduzca desigualdades de aprendizaje en temas matemáticos.
Esta metodología se enfoca en el aprendizaje de las matemáticas promoviendo el desarrollo de habilidades, actitudes y procesos involucrados en el pensamiento matemático a partir de la investigación crítica, es decir, el alumno realiza un análisis previo para poder definir qué operación llevará a cabo, con el fin de obtener un resultado abstracto.
En concreto, el método Singapur propone llevar a cabo sesiones de aprendizaje secuencial, de tal forma que se inicie al alumno en el reconocimiento de las variables del problema y posteriormente se concrete la enseñanza de las operaciones matemáticas obligatorias por cada grado escolar.
De esta forma, el progreso sería homogéneo y se reduciría el rezago entre estudiantes del mismo grupo, uno de los factores más perjudiciales en el aprendizaje de las matemáticas.
Otra de las cosas que podría erradicar este método es la memorización de fórmulas, desde su aplicación hasta su procedimiento, quizás pienses: ¿la enseñanza de estas afecta el aprendizaje?
Para respondernos esta pregunta, evaluemos en la práctica, cómo inicia su aprendizaje un niño. El primer paso es visual para representar conjuntos de elementos, posteriormente este recurso pasa a segundo plano y se intenta que el alumno “piense matemáticamente” a través del conocimiento de las operaciones, números naturales, etcétera.
Sin embargo, el salto hacia la representación abstracta de los problemas matemáticos ¿no requiere de enseñar primeramente al alumno a pensar-analizar y en consecuencia a resolver?
Ahí radica el fundamento del método Singapur, el cual sigue siendo innovador en las aulas del mismo país desde hace poco más de 30 años. Su cometido es garantizar el dominio de las matemáticas para el beneficio de actividades vitales, es decir, los alumnos usarán diferentes conceptos matemáticos a lo largo de su vida, pero deben contar con el previo desarrollo de habilidades cognitivas y metacognitivas para hacerlo de manera efectiva.
Por último, desde junio del 2021, la SEP informó a la comunidad docente un cambio drástico en las evaluaciones: la calificación mínima para registrar en boletas es 6. Si bien, la reprobación era uno de los mayores problemas educativos, también ayudaba a detectar las deficiencias de los alumnos, no obstante, diversas críticas psicológicas afirman que el obligar a un niño a repetir año, tampoco es una solución, entonces ¿cuál sí lo es?
La aplicación del método Singapur es interesante por el involucramiento del alumno y docente en cada etapa de un problema matemático.
Llevarlo a cabo no cambia la forma tradicional de exponer la materia. Seguramente planteas en clase diversos ejercicios para que los resuelvan tus alumnos, de igual forma explicas cada tema a partir del uso de operaciones concretas.
Hasta ahora, nada de esto cambiará, por el contrario, la propuesta es complementar el mismo proceso, pero dividiéndolo de manera eficaz, vamos a descubrirlo.
Las fases para resolver un problema matemático con el método Singapur son 3 y se denominan:
Concreta: esta etapa es la inicial y se lleva a cabo mediante el uso de materiales y ejercicios que permitan a los alumnos familiarizarse con los conceptos matemáticos desde su uso en la vida cotidiana. Es decir, debes partir de un problema o situación de la vida real sin introducir formalidades propias de la disciplina.
Pictórica: la segunda fase, busca fomentar la representación visual del problema. A través de dibujos, gráficos, matrices u otra forma de representación, los estudiantes deberán organizar los datos que conforman al problema. De esta manera tendrán una visión organizada y analítica construida desde lo concreto. Por último, se pasa de una representación gráfica a una abstracta de tipo matemático con signos y símbolos propios de las matemáticas.
Veámoslo aplicado a un problema y con los pasos que describiremos a continuación:
Tu intervención a lo largo del proceso es fundamental para lograr una mayor profundización de las diversas respuestas que pueden surgir en la etapa 1, además en cada nivel, las diferentes fases se aplicarán con recursos distintos, apropiados al desarrollo cognitivo de los alumnos.